A NUESTRA SEÑORA DE LOS BRAZOS VACÍOS

 Señora del Adviento,
señora de los brazos vacíos,
señora de la preñez evidente y extenuante.
Cuánto deseamos que camines con nosotros.
Cuánto necesitamos de ti, mujer del pueblo,
que viajas presurosa y alegre a servir a Isabel,
a pesar de tu vientre pesado y fatigoso.
Entre las dos tejerán esperanzas y sueños.

Señora del Adviento,
señora de los brazos vacíos,
también nosotros estamos preñados
de esperanzas y sueños.
Soñamos con que el canto de las aves
no vuelva a ser turbado por el ruido de las balas.
Soñamos con nuestros niños sin temores,
cantando al fruto de tu vientre ya cercano.
Soñamos con los niños de Colombia
durmiendo tranquilos al arrullo de un villancico.
Soñamos que nuestros viejos mueren tranquilos y en paz
murmurando una oración.
Soñamos con que algún día
podremos volver a tener sueños y utopías y esperanzas.

Señora del Adviento,
la de los brazos vacíos,
visítanos como a tu prima.
Monta tu burrito y ven presurosa.
Nuestros corazones son pesebres huecos y fríos
donde hace falta que nazca tu hijo.
Ven, señora, con tus gritos de parto
a calentar nuestros corazones,
a seguir tejiendo esperanzas con nosotros,
como lo hiciste con Isabel.
Solo así, en medio de la noche
iluminada por tus brazos ahora llenos
y por tus pechos que amamantan,
podremos volver a soñar...
podremos gritar ¡es navidad!.

CARLOS MARIO CANO R.
Medellín, Colombia

 

 

  

Tiempo de Adviento, tiempo de espera.  Dios que se acerca, Dios que ya llega.
Esperanza del pueblo, la vida nueva. El Reino nace, don y tarea.

 Te cantamos Padre bueno a la esperanza.

 Con María, ayúdanos Señor, a vivir generosos en la entrega, a ofrecer nuestra vida como ella, a escuchar tu Palabra
en todo tiempo, a practicar sin descanso el Evangelio;  ayúdanos a vivir solidarios con los que sufren,
con quienes, hoy como ayer, en Belén no tienen lugar.

 

Te cantamos Padre Bueno a la esperanza.  Con los pastores de Belén, ayúdanos señor
a vivir la Vigilia de tu Reino, a correr presurosos a tu encuentro, a descubrir tu Rostro en medio del pueblo,
a no quedarnos "dormidos" en la construcción del mundo nuevo.

 Te cantamos Padre Bueno a la esperanza.
 

Con los ángeles de Belén, ayúdanos Señor, a cantar al mundo entero tu Presencia,
¡ Dios-está-con-nosotros ! Construyamos la paz entre los hombres,
Edifiquemos la Justicia entre los pueblos.

 Te cantamos Padre Bueno a la esperanza.

 Con Jesús niño-Dios, ayúdanos Señor, a abrigar la esperanza que nace en cada Adviento,
a escuchar los clamores de tu pueblo, a regar con nuestras vidas la semilla de tu Reino,
a ser Mensajeros de tu Amor, a construir comunidades de servicio y oración.

 Navidad, fiesta del hombre. Navidad, fiesta de Dios.
Queremos ser tus Testigos, danos la fuerza Señor.

Marcelo A. Murúa

 

¡Señor, dispón de mí según tu voluntad! 

Haz que sea pies y manos para los cojos y los mancos,ojos para los ciegos,

oídos para los sordos,boca y lengua para los mudos,

voz para las víctimas de la injusticia.

 

 

¡Señor, envíame a los arrozales!

Haz que lleve alimento a los que tienen hambre,agua a los que tienen sed,

medicina a los enfermos, vestido a los desnudos, abrigo a los que tiemblan de frío.

 

¡Señor, envíame a los caminos desiertos!

Haz que sea una lámpara que ilumine los pasosde los perdidos en la oscuridad,

fuego en la noche, fuego que caliente a los que entumece el frío.

 

 Haz que sea testigo de la compasión para aquellos que caminan en su soledad.

Haz que devuelva su dignidad a los oprimidos,haz que dé la libertad a los abatidos.

 

 

                ¡Dejad que entre el Espíritu!

 

 

 

Dejad que sople el Viento y que penetre,

con suavidad o ímpetu,en vuestros espacios más íntimos.

Dejad vuestras ventanas abiertas y acoged el susurro

 y el eco de su danza en movimiento

que os revela mi amor gratuito.

 

 Y si hace desaparecer el edificiono tengáis miedo;

más bien alegraos de lo que estáis viendo,

pues él es nuestro refugio y a la sombra de sus alas

encontraremos la pazy el gozo perdidos.

 

 

¡Dejad que entre el Espíritu!

Pero... ayudadle, desde dentro,

rompiendo los cerrojos.

 

 

 Florentino Ulibarri