Un año más tarde ve frustrado su anhelo de poder m isionar en China, dado los graves problemas políticos existentes en la época, y deberá contentarse con despedir a cuatro hermanas que serán las primeras en salir a misión, y cuyo destino es Argentina. El 11 de Septiembre de 1895 las cuatro misioneras parten de Steyl. "Se me va el corazón con cada hermana que parte a misionar" comentaba María Helena.
El Padre Arnoldo Janssen se propone fundar la sección de hermanas de la Adoración Perpetua, de vida contemplativa y el 8 de diciembre de 1896 se funda la sección de clausura de las Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua, a María le atraía esta forma de vida religiosa pero su nombre no estaba en la lista de hermanas elegidas. Al poco tiempo el Padre Janssen pregunta a María sí le gustaría ingresar a la sección de clausura, esta acepta ingresar luego de un difícil discernimiento que por supuesto dejaba sin esperanzas de cumplir su sueño dorado el cual era misionar.
Ya dentro del claustro la otrora María Helena Stollenwerk pasó a llamarse María Virgo. Dando muestras de humildad infinita la hermana María Virgo colabora estrechamente con la superiora María Michaela, quién anteriormente había sido su novicia. La hermana María Virgo cae gravemente enferma, victima de una meningitis tuberculosa, el 27 de febrero recibe la unción de los enfermos, el superior general de la orden, ausente , envía un telegrama diciendo que la hermana María Virgo puede hacer su profesión como religiosa de clausura, la cual se lleva a efecto el 31 de enero, tres días más tarde y en medio de fiebre muy alta y fuertes dolores pronuncia sus últimas palabras en forma casi inteligible " Jesús, he vivido para ti; Jesús, muero para ti..."
El 3 de febrero de 1900, a las dos de la tarde expira la hermana María Virgo. Helena se caracterizó por su espíritu de oración, su profunda fe en Dios. Fue, según quienes la conocieron, una mujer siempre paciente y silenciosa que no escatimaba el sacrificio por servir a los demás. Fortalecida en un amor y entrega a Dios y a sus hermanos, llegó a realizar los servicios más humildes.
Tenía un carácter muy sensible, dominaba sutilmente el arte de la comunicación, sabía dar la palabra adecuada, el gesto amoroso, irradiaba alegría y participaba de las tristezas de sus hermanas. Era generosa con todas las personas. Su preocupación máxima y principal fue el fomento de la caridad mutua. Dios era la fuente de su inagotable energía. En sus horas de oración invocaba con insistencia la acción del Espíritu Santo. Estas virtudes, entre otras fueron reconocidas en su beatificación realizada en Roma el 7 de Mayo de 1995.