Hace unos meses soñábamos con la celebración del aniversario de nuestra capilla, que tiene como titular la SANTÍSIMA TRINIDAD, en el sector de Los Quilos, Chiñigue, perteneciente a la parroquia de El Monte.
Tiene una linda historia, pues a la par del proyecto de la construcción, fueron desarrollándose, a través de la catequesis sacramental: Eucaristía, bautismo, confirmación- las bases de la comunidad cristiana.
Del mismo modo, ha ido creciendo el número de habitantes de esta pequeña comunidad. Por allá en la década del 70 había un pequeño caserío y casa patronal, en la cual se adaptó una sala para la misa y encuentros de carácter religioso.
Cuando se dio la parcelación, los mayores, como dice la gente de hoy, pasaron a ser propietarios, y a medida que los hijos empezaron a formar sus propias familias, las parcelas pasaron a subdividirse. Y consecuentemente la población fue creciendo y apareciendo más construcciones.
En aquella época la Hna. Ángela Pink , Misionera del Espíritu Santo, que residía en El Monte, inició una incansable misión, sobre todo en los lugares rurales, los Chiñigües que pertenecían a la Parroquia.
Se preocupaba de la formación de catequistas y los movilizaba hacia estos sectores.
Gestionó entonces para Los Quilos una pequeña sede como local para los encuentros de la catequesis.
En el año 2011 fui enviada para continuar la misión evangelizadora en los sectores de Chiñigue desde nuestra comunidad de El Monte.
Al iniciar el reconocimiento del sector de los Quilos, me encontré con dos realidades, una ya mencionada, las familias asentadas allí en su pequeña propiedad y por otro lado, un campamento de unas 30 familias que se habían instalado allí en en espera de que el municipio les diera ubicación en alguna de las poblaciones nuevas que estaban en etapa de construcción en barrios populares. Las relaciones entre ambas realidades, campesina – campamento – dejaban bastante que desear.
Providencialmente la sede de la catequesis estaba dentro del área de campamento. Primer desafío evangelizador, crear vínculos de fraternidad entre ambos grupos. Invitar a formar un único grupo que se reuniera en la misma sede. Lentamente, sobre todo mediante visitas a las familias implicadas se llegó a formar un grupo que en la celebración de Navidad se unió para preparar, a la entrada del campamento las tradicionales escenas del Nacimiento de Jesús.
En ese mismo lugar se inició con el esfuerzo de la comunidad y la ayuda del Hogar de Cristo, la construcción de una humilde capillita a base de paneles. Entretanto fueron surgiendo catequistas propias del lugar, cuya formación se fue priorizando. Los grupos de las diferentes catequesis fueron asumiendo responsabilidades dentro y más allá de la comunidad cristiana.
Llegó también el feliz momento para las familias del campamento en que recibieron su casa habitación en una población cercana. En el terreno del campamento se inició pronto un proyecto bastante grande y beneficioso para toda la comunidad. Se trataba de una gran plaza para paseo, juegos, con verdes prados y lindos árboles. Entonces surge también el deseo de ampliar la capilla.
Ya se había conversado que en vista del crecimiento de la población y de la conciencia misionera que se despertó en una misión organizada por las mismas familias de la catequesis, se tomó la decisión de construir una nueva capilla, y ésta sería a la altura del proyecto de la plaza. Se organizó un programa de actividades para poder tener un fondo de financiamiento. Pero por mucho esfuerzo que se hizo, las fuerzas no daban para avanzar mucho.
Nuestra comunidad de las Hermanas Misioneras residente en El Monte seguía con interés todo este proceso. La Hna. Antonia Krieftewirth se había contactado con uno de sus sobrinos quien al enterarse de esta situación, se involucró en el proyecto de la capilla y con su aporte muy generoso se pudo terminar la obra.
La capilla se inauguró en junio de 2013, precisamente en la Fiesta de la Santísima Trinidad. Con una solemne ceremonia presidida por el Párroco, P. Juan Carlos González y la presencia de las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo.
A la hora de elegir un patrono protector que a la vez diera el nombre a la capilla, se consideró como Misterio central de la Misión evangelizadora realizada con entusiasmo por las Misioneras del Espíritu Santo, cuyo legado captó también la comunidad cristiana, se eligió a la Santísima Trinidad como titular de la capilla y como fuerza impulsora para continuar una Misión que estaba en sus inicios.
Poco tiempo después, para complementar el trabajo de diversas actividades, como la formación del personal apostólico y el encuentro semanal de otros grupos, se construyó junto a la capilla un local bien habilitado para este objetivo.
A fines del 2019 se implementó la capilla con un sencillo, pero hermoso presbiterio; además ya está el tabernáculo a la espera de poder contar con la Presencia del Señor Sacramentado, rogando para que se agilice la autorización correspondiente. Sobre todo, el grupito de las Adoradoras, que recibieron introducción y contagio espiritual y misionero para la Adoración del Santísimo junto a nuestras Hermanas de Perpetua Adoración, ya está encontrando larga la espera.
Como se mencionó al inicio, la comunidad siempre tiene sus sueños de celebración y les gusta darle color. Todos se esmeran para colaborar en celebrar y tener su convivencia.
Este año no podía pasar desapercibida. A continuación de la novena de Pentecostés, siguieron unidos en oración con la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, en preparación a la fiesta de la Sma. Trinidad, uniéndose además los representantes de cada sector de Chiñigue. Se palpaba una “Presencia” espiritual y lazos fraternos entre todos ellos.
No se podía realizar ningún encuentro dentro de la capilla, pero cerca ya del fin de semana todos los que pasaban delante de la capilla, que está a la entrada de la población, se detenían para contemplar los adornos y mensajes alusivos a la fiesta.
Sábado y domingo estuvo la puerta abierta, se veía todo dispuesto como para la celebración, pero la comunidad estaba ausente. En forma esporádica se hicieron presente de a una o dos personas para ir a dejar una ofrenda ante el altar que se destinaría para familias afectadas por la pandemia.
El domingo, día de la fiesta, a las 16.00 Hrs. los representantes de los distintos sectores, invitados por la comunidad de Los Quilos se unieron en oración desde sus hogares a honrar, alabar, agradecer y suplicar a la Santa Trinidad, como un solo corazón y una sola alma.lla liturgia fue enviada a cada participante a través de videos por WhatsApp.
La reacción de las personas, una vez realizada la liturgia, fue impresionante: sentimientos de alegría, gratitud, felicitaciones y reflexión acerca del Mensaje y su vivencia en medio de esta circunstancia especial que vivimos.
He ahí el motivo del título de este relato: “la ausencia física de la comunidad cristiana en la Capilla de la Santísima Trinidad, fue una Experiencia de Presencia Celebrativa en alegría y unidad de corazones”.
Hna María Adela, ssps